01/03/2018 | Pagina Siete

Riquelme, Raldes y Quiñónez se destacaron en el campeón boliviano. Justiniano, Smedberg y Arce mostraron un pobre nivel, anoche en el estadio de Manta.

Diego Gonzales / La Paz

Un Bolívar más parecido al que se presentó en el clásico fue el que jugó anoche en Manta. Con muy poco, el cuadro celeste estuvo cerca de sacar un resultado positivo ante Delfín en su debut en la Copa Libertadores 2018. Rescató un empate que puede servir al final de la fase de grupos del certamen.

Pese a este pobre desempeño, el plantel celeste estuvo cerca de llevarse las tres unidades con dos remates que se estrellaron en el travesaño, uno de Juan Carlos Arce y el otro de Juan Miguel Callejón.

Como en los últimos encuentros, el punto flaco del plantel de Tembladerani fue la defensa. La experiencia de Ronald Raldes no fue suficiente para parar los constantes ataques del plantel ecuatoriano, con un Roberto Tuca Ordóñez que dejó mal parada a la zaga celeste.

En un par de ocasiones, Rómel Quiñónez tuvo que arriesgar su físico para evitar la caída de su arco.

Salvo en la jugada del gol, en la que tiene responsabilidad tanto la defensa como el portero; fue un partido bueno del guardameta.

En los laterales, Diego Bejarano y Jorge Flores fueron útiles cuando se volcaban al ataque, pero muchas veces dejaron muy libre sus carriles en el momento de defender.

En el medio sector tampoco fue un equipo que movió el balón y que intentó crear. Martín Smedberg tuvo poca claridad, y con la libertad que le da el técnico Vinícius para moverse por toda la cancha desordenó la línea de volantes y por momentos no se entendía cuál era su principal función.

Leonel Justiniano tampoco mostró su mejor juego. Al volante, claramente fuera de ritmo futbolístico, se lo vio con poca generación de fútbol y sin marca. Callejón y Arce tuvieron poco juego porque el rival controló a la perfección a ambos.

Sin duda el punto alto que tuvo la Academia fue Marcos Riquelme, no sólo por el gol que llegó por un error de la defensa ecuatoriana, también fue el jugador que peleó todos los balones que llegaban a la zona ofensiva.

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