Navarro: "Bolívar es campeón cuando le da la gana"

El hincha número uno de Bolívar cuenta historias de  clásicos junto al  ‘Chupa’ Riveros. Durante décadas, Chicho fue el “compadre de vida y del fútbol” del fanático

Club Bolivar

30/08/2018 | La Razon

Campeón cuando le da la gana, para mí eso es el potente Bolívar", responde Chicho Navarro, el hincha número uno de la Academia, cuando se le consulta qué significa para él el club de sus amores.

"Aunque ya no nos está dando la gana seguido, eso no me está gustando", añade luego con un innato y habitual sentido de humor. Es Lizandro Navarro Espinoza, quien nació el 26 de noviembre de 1925 apenas siete meses después de la fundación del club, el 12 de abril.

Durante décadas, Chicho fue el "compadre de vida y del fútbol" de otro ícono del fútbol paceño, Raúl Chupa Riveros (+), el hincha Nº 1 de The Strongest, quienes patentizaron una caballerosa amistad, pese a la rivalidad en el clásico nacional.

"Con el Chupa marcamos historia en la curva sur del viejo estadio Siles. En los 60, 70, eramos los únicos uniformados de stronguista y de bolivarista y teníamos algunas cervecitas de contrabando. Cuando metía gol Bolívar él me felicitaba y abrazaba, "felicidades, salud!, y cuando era al revés yo hacia lo mismo", recuerda Navarro.

Sostuvo que lo singular era que nunca pelearon, sea cual fuese el resultado final del clásico, porque la amistad era más fuerte.

"Ese auri amarillo era mi yunta. Fuimos ocurrentes, alguna vez teatralizábamos que discutíamos, pero era broma", cuenta Navarro.

El público los reconoció como personajes únicos en las tribunas. "Hacíamos que la gente vibre y apoye a su equipo, pero al final del partido, con el Chupa nos íbamos tundiquis (chispeados) juntos del brazo, caminando por la Camacho y la gente nos observaba con curiosidad y después con familiaridad y aprecio. Hacía tanto frío que llegábamos a nuestras casas sanos", evoca.

"No recuerdo en qué clásico, pero una vez Lauro Ocampo y sus hermanos me dieron la primera bandera grande de Bolívar y la llevé al estadio y lo sorprendí hasta al Chupa, me miraba admirado y enojado: ¿Carajo porque no me has dicho?, protestó y al siguiente clásico, él vino con su bandera de los raya raya. Eran las dos banderas en el estadio, esto hace 50 años atrás", relata.

Una histórica imagen junto a su "compadre" stronguista, Raúl "Chupa" Riveros en la curva sur del Siles.

Cuenta que los clásicos de antes eran todo un acontecimiento, como si estuvieran en Carnaval, mucha mixtura, serpentina, cohetillos y banda de músicos.

"Una vez dije voy a organizar una barra, llevé al estadio como 20 poleras y les repartí, les dije me lo van a devolver y al otro domingo les vuelvo a dar, hasta ahora sigo esperando que me devuelvan", recuerda.

Sin embargo, Chicho dice que desde niño fue un hualaycho y un vivo de primera ante los demás.

En su adolescencia, en 1940, por casualidad trabajó con Armando Gamarra, uno de los fundadores y presidentes de Bolívar, quien tenía una imprenta. "Eso me permitió conocer a los jugadores y entrar gratis a la cancha, porque yo llevaba el maletín de Mario Alborta, Guardiaco Molina, Martín Saavedra y con algunas de la primera época luego de fundarse el club", cuenta.

Recuerda que cuando volvió a clases sus amigos de colegio le preguntaban cómo hacía para estar con los jugadores. Desde entonces no se separó nunca más de su viejo y eterno amor, Bolívar.

"Yo bien alaraco decía, "todos son mis amigos", y generaba envidia, así comenzó mi amor al Bolívar", dice Chicho.

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