Reajuste es la solución y voluntad es la herramienta

30/03/2020 | La Razon

Martín Iturri / Abogado y dirigente de fútbol

Se acerca el 31 de marzo, fecha marcada para comenzar a dialogar sobre las relaciones contractuales y los salarios en el fútbol profesional.

En el contexto internacional ya se conocen diversas posiciones, algún club despidió a toda su plantilla, una Asociación dio por concluido su torneo, jugadores que voluntariamente renunciaron a sus ingresos, clubes y Asociaciones que recurrieron a la Normativa Laboral de sus países para mitigar el impacto, en fin, más de una solución relacionada al salario de los jugadores y cuerpos técnicos, reiterando que muchas de esas acciones se amparan en Normas Laborales, que no se encuentran previstas en nuestro país.

En todas las propuestas que tuvieron acierto primó una directriz: voluntad por llegar a un acuerdo.

En la inédita coyuntura no es inteligente que las partes se distancien o condicionen para buscar soluciones, ya que claramente ninguna es la causante del parate, a ninguna de ellas se le puede atribuir el incumplimiento del contrato y mucho menos recurrir al argumento de la “justa causa” que exige la FIFA para concluir anticipadamente un contrato; con lo cual, se encuentran en la necesidad de acordar lo que podríamos denominar un “reajuste salarial temporal”.

Ese reajuste comenzará por la voluntad de consensuar, porque hoy por hoy existen contratos que deben cumplirse y que por necesidad deben flexibilizarse, ya que de otra forma y con el paso de los siguientes días ese reajuste se irá tornando en un imperativo para la subsistencia del fútbol.

Hay dos posiciones encontradas y qué notoriamente se puede avizorar que conducen al desastre: si un club decide rescindir (en términos de FIFA) con sus jugadores o imponer unilateralmente un descuento, de seguro se van a enfrentar a próximas demandas con grandes posibilidades de éxito para los jugadores. Si los jugadores decidieran no aceptar un reajuste salarial temporal van a llevar a los clubes a la quiebra y más temprano que tarde quedarán desempleados, seguramente con la posibilidad de demandar pero de seguro que sin alguna viabilidad de cobro.

Se puede concluir que la única vía de solución es que ambas partes acerquen sus posiciones, de lo contrario en el corto plazo veremos más daños que beneficios y el fútbol será el que pague las facturas.

Para encontrar esa solución es posible seguir el ejemplo de Costa Rica, donde hace varios días se reunieron clubes, jugadores y el sindicato de jugadores, llegando a convenir un reajuste salarial en base a escalas proporcionales, donde al que menos gana no se afecta salarialmente y donde el que más gana asume descuentos que, bajo un principio solidario, posibilita que no existan despidos de un lado ni quiebras por el otro.

Esperemos que esa u otra solución sea alcanzada en los siguientes días.

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