Veinte años después...

19/01/2015 | Pagina Siete

Guido LoayzaPresidente de Bolívar
Veinte años después...

Como en la novela de Dumas han pasado 20 años de ese sábado soleado que parecía más bien intrascendente o con la rutina de los sábados que quieren dejar de lado las labores de la semana y sumergirse en un mundo de familia, de descanso, de ocio. Promediaba el día- no había aún las tecnologías de la comunicación y la información ni las redes sociales- y como un temblor empezó a aparecer un rumor agorero creciente que anunciaba sin certezas que Mario Mercado había sufrido un tremendo accidente de avión. Nadie sabía con seguridad dónde había ocurrido y quienes lo acompañaban.
Infelizmente la fatalidad se confirmó. Mario Mercado se había ido junto a su amigo Germán Jordán. Viajaba a como presidente de Bolívar a Sucre con la idea de transformar la Liga del Fútbol Profesional Boliviano que él mismo había creado 18 años antes.
En la noche estábamos en la sede del Bolívar enfrente de sus restos, acompañándolo, incrédulos y acongojados, mientras pasaban por nuestra mente los recuerdos vívidos de haber compartido inolvidables momentos en la "década prodigiosa” de Bolívar: partidos victoriosos, noches de Copa Libertadores, campeonatos, largas reuniones de estrategia para armar equipos, amigables tertulias, partidos de cacho para pagar la planilla del mes, grandes comilonas, viajes, en fin, una vida en común para hacer un Bolívar y un fútbol boliviano cada vez más grande y más sólido.
La desaparición de Mario Mercado conmocionó a toda Bolivia debido a lo multifacético de su labor como Alcalde de La Paz, senador por Potosí, propietario del vespertino Ultima Hora, benefactor en la Fundación Emusa, fundador de la Cinemateca Nacional, además de ser uno de los empresarios mineros más importante del país.
Para el fútbol fue una pérdida irreparable porque el balompié boliviano no podría entenderse sin Bolívar y Bolívar no podría explicarse sin Mario Mercado, quién le dedicó sus mejores esfuerzos para hacer de su club el más importante del país y uno de los más importantes del continente.
Mario Mercado nos enseñó que no se puede hacer un club por ráfagas, que es menester dedicarle un tiempo y una atención permanente. No había un día que él no le dedicara varias horas a su Bolívar, a pesar de sus múltiples otras actividades. Era un excelente gerenciador, se rodeaba de la mejor gente que podía conseguir y tenía una gran humildad intelectual, respetando la opinión y el trabajo de su staff. Era notable ver la calidad del personal que tenía en sus empresas y trataba de hacer lo mismo en Bolívar.
Mario entendía, asimismo, que un club que se precie no podía nutrirse solamente de éxitos deportivos, que su infraestructura y su reputación eran tan importantes como los primeros. Lamentablemente a la infraestructura que él atesoró para el Bolívar no le puso los candados suficientes para que esté protegida de los excesos o la irresponsabilidad de sus sucesores, y así en algo más de una década de su partida fueron abandonados unos, hipotecados otros y mal cuidados todos, hasta que terminaron perdiéndose y poniendo al club en peligro de desaparición.
Desde que iniciamos con Marcelo Claure esta andadura de salvar a Bolívar y devolverlo al camino de la grandeza que tuvo un día, hemos compartido con Mario su estilo y sus sueños, lo hemos recordado permanentemente en todas las asambleas y aniversarios. Le hemos dedicado todos los triunfos, pero más aún hemos seguido su legado trabajando todos y cada uno de los días del año para la grandeza de su club que hoy ha recuperado su respetabilidad y mira al futuro con optimismo buscando una nueva estructura organizativa, nuevas iniciativas de infraestructura, nuevos vínculos, una identidad compatible con este tiempo y con su historia, y que ese sea el mejor homenaje a Mario, el inolvidable ideólogo, el siempre presente maestro del cambio y la realización.

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