19/02/2011

La fundación de Bolívar fue una especie de respuesta ante la avanzada anglosajona en la denominación de los clubes bolivianos, tal el caso de Nimbles Sport o The Strongest. Los jóvenes que al Bolívar le hicieron nacer pensaron en cortar una tendencia imperante.Al cumplirse coíncidentemente el centenario de la fundación de Bolivia (1925), se pensó en nombres como el de Franz Tamayo, Bolívar o Sucre, buscaron un nombre representativo de Bolivia y lo encontraron con el de El Libertador.

Comenzó, así, desde temprano a diferenciarse. Sería un club paceño por nacimiento y convicción, pero proyectaría, acaso como ningún otro, su influencia sobre toda la República. Es del Altiplano, pero también del valle y del llano, abarcando a través de la pasión que concitan sus hazañas –y también sus sufrimientos- toda la geografía de Bolivia.

Una victoria, nacional o internacional, de los colores celestes, desata una euforia en gran parte de nuestra sociedad. Y de eso se habla en todos lo ámbitos. Y ese triunfo es una especie de regalo que los simpatizantes reciben, añoran, sueñan.

Bolívar es una realidad boliviana, un nombre para la exportación y una marca de fábrica: cada tanto saca un producto (un equipo triunfador) y cobra bríos, vuelve a vivir (el club y sus hinchas). Y es que Bolívar, acaso como el Libertador, ha conquistado la realidad boliviana, y se ha hecho parte de ella.

Los revelador es consignar que los fundadores, intuyendo la conjunción de cultura y deporte denominaron primitivamente a la entidad "Atlético Bolívar-Literario Musical", no fueron pues simples pataduras como se suele calificar a los futbolistas, sino hombres cultos que perseguían el perfeccionamiento físico e intelectual.
Ya entonces surgió la idea de adoptar un uniforme que diferencie a Bolívar del resto de los equipos. Por lo tanto la decisión unánime fue la de adoptar el color celeste.

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