Claudio Vivas: ‘Trepaba árboles y me disfrazaba para espiar’

Desde adolescente ya le gustaba trabajar e hizo “de todo”, como por ejemplo vender banderas y camisetas.

13/02/2020 | La Razon

Desde adolescente ya le gustaba trabajar e hizo “de todo”, como por ejemplo vender banderas y camisetas.

La Razón (Edición Impresa) / Jaime Ayllón / La Paz

14:48 / 12 de febrero de 2020

Claudio Vivas tiene una entretenida historia de vida. Desde adolescente ya le gustaba trabajar e hizo “de todo”, como por ejemplo vender banderas y camisetas. “Quería tener mi platita”, matiza.

Después, su primer sueño en el fútbol fue llegar a ser jugador profesional, pero su carrera se interrumpió pronto cuando Marcelo Bielsa le hizo notar que como arquero no iba a llegar a ninguna parte. Ese fue el primer encuentro que tuvo con el hoy famoso entrenador argentino, con quien luego trabajó durante muchos años, como que reconoce que esa faceta lo marcó para siempre.

“Para ser entrenador uno tiene que sentir esa pasión por el deporte en sí, tiene que verificar primero para qué está hecho porque en definitiva no todos tenemos la suerte de conducir a un equipo de fútbol. Hay que saber elegir cuál faceta es mejor para cada uno”, dice.

¿Quién es el hoy técnico de Bolívar? Se abre y cuenta...

—Leí que trabajó desde muy joven...

—Trabajaba desde muy chico porque me gustaba tener mi plata, trataba de tener dinero, de comprarme mi ropa, de ayudar a mis padres, pagué mis estudios. Vengo de una clase media al límite, entonces veía que mi padre se esforzaba mucho para que no nos faltara nada a mi hermano y a mí. Traté de buscar un horizonte desde muy joven, trabajé en una herrería, también vendiendo banderas, vendiendo camisetas, atendía bares en diferentes lugares, hice de todo un poco, pues siempre me gustó tener mi platita, siempre fui bastante adulto en ese sentido y creo que sirvió porque mi hermano Marcelo siguió mis pasos y hoy dirige al Sport Boys en Perú, mientras que mi hijo Franco juega en el Burgos de España.

—¿Y diría que su infancia y adolescencia fueron lindas?

—Todo fue muy lindo, muy sano. Fue sobre todo una linda adolescencia porque la vinculé con el estudio y el deporte, que es un mensaje importante para todos los jóvenes, pues se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. No hay excusas, hay que jugar al fútbol y estudiar.

Después, en un club de fútbol, el Newell’s Old Boys, tuve la suerte de conocer a mi esposa y ya llevamos 25 años de casados. Estoy agradecido al fútbol y a la vida.

—De pronto se hizo técnico, ¿cómo fue?

—Cuando empecé como técnico lo hice muy joven teniendo en cuenta que no había sido afortunado como futbolista, porque a los 19 años dejé de jugar y quedé libre de Newell’s. Yo jugaba de arquero, pero mi físico no daba para eso. A partir de ahí empecé a entrenar jóvenes arqueros, pero me di cuenta de que mi pasión era conducir. También hice la carrera de profesor de Educación Física, aunque nunca la ejercí.

Luego, en el fútbol, necesitas la ayuda de gente capacitada. A mí la persona que me marcó fue Marcelo Bielsa y de ello no me puedo olvidar jamás.

—¿Por qué se truncó su carrera como arquero?

—Cuando tenía 14 años mi estatura era la misma que la de mis compañeros o les sacaba ventaja a todos, pero con el tiempo veía que ellos crecían y yo ya no. Por suerte apareció en mi vida Marcelo Bielsa, quien me dijo la verdad, que no podía seguir jugando al fútbol. Marcelo era técnico de las divisiones inferiores de Newell’s y yo era jugador de esas categorías, entonces me llegó el momento de tomar una decisión y como no tenía mucho porvenir jugando me dediqué a estudiar, fue lo mejor que pude hacer en aquel momento.

—Después de ese primer episodio con Bielsa, ¿cómo se dio el reencuentro?

—Empecé a dirigir categorías menores, dirigí a jugadores que hoy son grandes figuras, entre ellos Lionel Scaloni, actual técnico de la selección de Argentina. Y coincidimos en el club con Bielsa.

Cuando Bielsa empezó como entrenador no existía tanta tecnología, no se llegaba a ver todos los encuentros por televisión, entonces había que buscar información de los rivales y él me invitó a que fuera una especie de espía, así que todos los jueves viajaba de Rosario a Buenos Aires para ver al rival que le tocaba a Newell’s y le hacía un informe. Fue a partir de ahí que se generó un vínculo. Yo no estaba en su cuerpo técnico porque tenía que ser una persona anónima. Por suerte él, en su primera aventura como técnico en 1990, fue campeón con un equipo conformado por muchos jugadores del club.

—¿Cómo espiaba a los rivales, nunca lo pillaron?

—Muchas veces me trepaba a algún árbol, otras me disfrazaba. No era fácil, ya que había que espiar equipos chicos y grandes, y con grabadora en mano iba hablando sobre el esquema, los jugadores, las pelotas paradas, cuántos iban a cabecear, quién sobraba, que tipo de estrategia usaban, si era defensiva u ofensiva. Felizmente nunca me pillaron porque siempre me las ingenié, pues iba disfrazado; si me agarraban me hubieran dado una buena paliza.

—¿Ser técnico también significa ser pedagogo?

—Bueno sí, es necesario para transmitir las ideas y planteamientos. A mí me gusta trabajar con planteles de diferentes edades, me gusta ayudar a los jóvenes, me gusta tener jóvenes en el plantel porque en definitiva ellos son el futuro de un club, hay que potenciarlos y ayudarlos a juntarse con jugadores ya experimentados.

Creo fundamentalmente en los procesos de los juveniles, es algo que a nivel de Sudamérica tenemos que mejorar muchísimo. Hay clubes que trabajan bien, que tienen infraestructura y lo pueden hacer sabiendo que las divisiones juveniles son el capital de un club.

—¿Cambió mucho el fútbol desde que usted se inició con Marcelo Bielsa?

—Sí, cambió mucho porque la precisión y la dinámica en el juego hoy en día son fundamentales para el desarrollo de un equipo de fútbol. Las reglas del juego también mejoraron un poco para que la pelota salga más limpia desde atrás, estas decisiones de reglamentación ayudaron a que los equipos se animen un poco más a jugar.

—¿Qué opinión tiene de las corrientes de técnico como las de Josep Guardiola y José Mourinho?

—Esas son corrientes que se van formando. En los dos casos, los dos ejemplos son buenos. Creo que son cosas que en el fútbol son modas que se van implantando, la realidad es que en el fútbol todos triunfan, desde el más defensivo al más ofensivo, desde el que intenta más hasta el que intenta menos. La realidad es que el fútbol es un deporte que tiene un abanico de posibilidades de las cuales uno tiene que entender que para llevar un proceso con los jugadores hay que tener una convicción absoluta. Es tan importante defender como atacar. No quepa duda de que si yo ataco bien y defiendo mal no está garantizado que vaya a ganar el partido, porque para poder atacar hay que defender bien y fundamentalmente hay que tratar de que el equipo se vaya armando desde atrás hacia adelante.

—¿Cómo fue su experiencia en el fútbol peruano y qué ha comenzado a experimentar en el boliviano?

—La ventaja que tiene Perú es una gran cantidad de futbolistas jugando en el extranjero y la selección que arma Ricardo Gareca es con un alto porcentaje de jugadores del exterior. Pero estoy gratamente sorprendido con el fútbol boliviano porque me he encontrado con buenos campos de juego. En Perú, en esto hay deficiencias, en lo que sí ellos están mejor es en la organización, en el torneo de juveniles que se cumple a nivel nacional y que además premia al equipo campeón. En Bolivia, creo que Cesar Farías le va a venir bien a la selección, al fútbol y todos los que trabajamos en el medio local tenemos que tratar de potenciar a nuestros futbolistas para que él tenga la posibilidad de contar con muchas alternativas para elegir jugadores para la selección.

—¿Y cómo ha sido su primer mes y pico de trabajo?

—La verdad, muy bien, los primeros días fueron duros. Me adapté a la altura. Tuve la desgracia hace quince días de perder a mi señora madre, pero el club se portó muy bien conmigo y le agradezco desde el presidente Marcelo Claure hasta Josemaría Antezana. El club me trata bien y yo tengo que devolverle con trabajo, con esfuerzo y responsabilidad.

Vivas con todo el equipo de trabajo que le acompaña en Bolívar, en su oficina-vestuario de Tembladerani. Foto: Pedro Laguna

En Bolívar ‘estamos de paso y ojalá dejemos huella’

En Bolívar, Claudio Vivas ya cumplió un mes como entrenador principal. Sus retos son dos: obtener el título nacional —“mejor si son los dos”, sostiene, en alusión a los torneos Apertura y Clausura— y llegar lejos en la Copa Libertadores de América.

—¿Por qué aceptó venir a Bolívar?

—Primero porque es un club grande, me gusta la forma de conducir que tiene el dueño, su equipo gerencial deportivo goza de una gran trayectoria en el fútbol chileno, vi mucho el plantel. Me interesó mucho el proyecto, tiene buenas perspectivas y me siento feliz por haber elegido a Bolívar.

—¿Ya piensa en la Copa Libertadores de América?

—Lo voy pensando, sobre todo cuando en medio tenemos partidos difíciles, tenemos que ir al El Alto, tenemos que salir en el debut internacional ante un rival que no sabemos aún si será Guaraní o Corinthians, hay muchas cosas que todavía tenemos que evaluar bien para tratar de cometer la menor cantidad de errores; por suerte, el club nos ayuda en la logística, vamos a grandes hoteles, nos dan facilidades y esperemos armar el mejor equipo. Sabemos que no tendremos a Marcos Riquelme y Jorge Pereyra en los primeros partidos, dos piezas fundamentales, pero trataremos de reemplazarlos con los jugadores que tenemos.

—¿El anterior DT le dejó una vara muy alta?

—Sí, por supuesto. Cuando uno viene a Bolívar tiene esa situación. Nosotros estamos acá y sabemos que la obligación es ganar un torneo local y si podemos ganar los dos, mejor, nuestra expectativa es tratar de mejorar siempre, superar a cualquier entrenador que haya pasado. En cuanto a la vara es cierto, pero en definitiva nosotros cuando llegamos al club nos encontramos con la dirección deportiva actual que nos dio todo tipo de información y nos ayudó bastante a comprender el día a día. El próximo entrenador que venga a Bolívar va a tener información y va a tener todo el año y tiempo trabajado, cosa que con el técnico anterior no sucedió, pues no hemos recibido ninguna información sobre el plantel.

—¿Cree en los procesos?, porque generalmente en Bolívar no se dan...

—No lo sé. En el fútbol lo que mandan son los resultados, pero para poder lograr resultados hay que poder lograr competitividad, buen rendimiento en los equipos, entonces desde ese punto de vista todo va a depender de lo que nosotros podamos inculcarles a los jugadores, de cómo nos preparemos partido a partido, como nos vaya en este primer torneo; si no nos va bien tendremos el segundo campeonato. Tampoco nos podemos apartar de la Copa Libertadores. En todo caso, Bolívar es mucho más grande que las personas, nosotros hoy estamos de paso y ojalá podamos dejar una huella marcada.

Perfil

Nombre: Claudio Vivas Villalba nacimiento: Rosario, Santa Fe, el 12 de agosto de 1968.

Familia: José Vivas (+) e Inés Susana Villalba (+), padres; Marcelo, hermano. Jorgelina, esposa, Micaela, Franco y Agustín, hijos.

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